González, Ana: "¡Mujeres!"
¡MUJERES!
¡Eh, no piséis el guante!
(Mujer en el metro)
Ya no son ellas las camelias de
invierno en un jarrón, ni las flores
ajenas a su misma piel.
Son sus propios guantes recogidos del suelo,
antes de ser pisoteados una y otra vez.
Y son las dueñas de su propia alma, como siempre,
pero ahora sale afuera,
puede que sin hambre,
pero con miedo todavía,
con ropa de verano en invierno,
con luz en el pecho
con amor de cuchillo entre las piernas,
con nombres de juez en la cabeza,
y con un letrero que anuncia
la tormenta de no ser histéricas,
sino quedar como históricas
en la próxima salida.
Recogen el guante y continúan.
Ellas, sin más. Ellas, sin menos.
¡Ellas, mujeres!
(Mujer en el metro)
Ya no son ellas las camelias de
invierno en un jarrón, ni las flores
ajenas a su misma piel.
Son sus propios guantes recogidos del suelo,
antes de ser pisoteados una y otra vez.
Y son las dueñas de su propia alma, como siempre,
pero ahora sale afuera,
puede que sin hambre,
pero con miedo todavía,
con ropa de verano en invierno,
con luz en el pecho
con amor de cuchillo entre las piernas,
con nombres de juez en la cabeza,
y con un letrero que anuncia
la tormenta de no ser histéricas,
sino quedar como históricas
en la próxima salida.
Recogen el guante y continúan.
Ellas, sin más. Ellas, sin menos.
¡Ellas, mujeres!
Ana González
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