Raña Domínguez, Juan Bautista: "Viernes, 15 de mayo de 1987"
Viernes, 15 de mayo de 1987
Exposición "Recoger el guante" Tertulia Literaria "Rascamán"
Exposición "Recoger el guante" Tertulia Literaria "Rascamán"
VIERNES, 15 DE MAYO DE 1987
Desde que el actor recibiera la llamada telefónica la noche anterior, para comunicarle la fatal noticia, no había conseguido conciliar el sueño,pero estuvo inmerso en una terrible pesadilla. Las largas horas nocturnas jugaron con sus recuerdos, trayéndole los momentos inolvidables vividos junto a la mujer que tanto había significado para él, la que primero fue amante y luego su mejor amiga. Sabía que aquello ocurriría más pronto que tarde, pero él aún no estaba preparado para escucharlo.
Ya de madrugada, abandonó el lecho donde había dado vuelta y más vueltas, devorado por le dolor y el llanto. La barandilla de la escalera no podía sostener sus pasos y a duras penas consiguió llegar hasta la biblioteca, para abrir la vitrina donde guardaba sus fetiches más valiosos. En ese momento el mayordomo le acercó la bandeja de plata sobre la que reposaba el periódico. El hombre se dobló, roto por el desconsuelo, al leer el titular. La portada del Wall Street Journal se fue emborronando con las lágrimas vertidas, mientras la miraba y repetía el nombre de la mujer: ¡Rita, Rita!
Sus manos tomaron con sumo cuidado la pieza estrella iluminada por una dorada luz que hacía resaltar la decoración de motivos árabes que embellecían la caja. Se sentó frente al escritorio y la abrió para contemplar el guante largo y negro que contrastaba con el forro de satén rojo del estuche. Abrió la nota que había junto a él y leyó casi sin fuerzas: "Para el hombre que me dio la bofetada más dulce de mi vida".
Ya de madrugada, abandonó el lecho donde había dado vuelta y más vueltas, devorado por le dolor y el llanto. La barandilla de la escalera no podía sostener sus pasos y a duras penas consiguió llegar hasta la biblioteca, para abrir la vitrina donde guardaba sus fetiches más valiosos. En ese momento el mayordomo le acercó la bandeja de plata sobre la que reposaba el periódico. El hombre se dobló, roto por el desconsuelo, al leer el titular. La portada del Wall Street Journal se fue emborronando con las lágrimas vertidas, mientras la miraba y repetía el nombre de la mujer: ¡Rita, Rita!
Sus manos tomaron con sumo cuidado la pieza estrella iluminada por una dorada luz que hacía resaltar la decoración de motivos árabes que embellecían la caja. Se sentó frente al escritorio y la abrió para contemplar el guante largo y negro que contrastaba con el forro de satén rojo del estuche. Abrió la nota que había junto a él y leyó casi sin fuerzas: "Para el hombre que me dio la bofetada más dulce de mi vida".
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